De acuerdo a datos de la Universidad de Yale, México es el mayor consumidor de refresco en el mundo, con un promedio de 163 litros ingeridos por persona en un año, que representa 40 por ciento más que la población estadounidense, que ocupa el segundo lugar.
La experta del Instituto Nacional de Salud Pública de Estados Unidos, Florence L. Théodore, indicó en dicho estudio que una familia mexicana destina el 10 por ciento de sus ingresos totales a la compra de refrescos, mientras que 24 por ciento a otros alimentos y bebidas; y 66 por ciento a vivienda, educación y vestimenta, entre otros.
Durante conferencia ofrecida en este país, la experta en Salud destacó que entre 1996 y 2006 aumentó el consumo de refrescos entre los adultos mexicanos.
Dijo que la ingesta de refrescos entre los mexicanos forma parte de la cultura de este país y persiste la idea de renunciar a este tipo de bebidas, incluso entre las personas enfermas de diabetes.
Mencionó que la ingesta excesiva de refrescos está asociada directamente a la obesidad; diabetes tipo 2, derrames cerebrales, gota, asma, cáncer, artritis reumatoide, enfermedades arteriales coronarias y óseas, problemas dentales y de conducta, trastornos psicológicos, envejecimiento prematuro y adicción.
Finalmente, expresó que el abuso de bebidas azucaradas en México implica altos costos al erario por tratamiento de enfermedades asociadas, que derivan en menor productividad laboral, gastos importantes para la población y pérdida de la calidad de vida.