#Editorial
Piedras Negras ha conocido esta semana la última fase que faltaba revelara la alcaldesa saliente, Norma Treviño: una antidemócrata.
En un diametral contraste, el domingo se consumó la votación con mayor participación de ciudadanos en la historia de Piedras Negras (64%) y en respuesta la presidenta municipal ha asumido la conducta más antidemocrática posible: declarar falsamente que la tendencia era a su favor la noche del domingo y después callar para no reconocer públicamente el Programa de Resultados Preliminares (PREP) del Instituto Electoral de Coahuila, que dio como amplio ganador de la alcaldía a Jacobo Rodríguez, candidato de MORENA y PT con un margen de diferencia de 4 mil 700 votos.
En 2021 la priísta, Norma Treviño, obtuvo la alcaldía con la menor votación que ha recibido un presidente municipal en esta frontera en más de una década (18 mil 648 votos) y un margen de diferencia de solo 900 votos con Claudio Bres.
Jacobo Rodríguez ha sido electo alcalde por los ciudadanos con un margen cinco veces superior y es quien ha obtenido más votos para llegar al cargo de presidente en la historia de este municipio: 41 mil 160.
Bajo la luz de estos datos resulta irónico que la misma persona que llegó a la alcaldía con el menor número de votos, tres años después se niega ahora a reconocer a quien más votación ha logrado para alcanzar el cargo.
La negativa de Norma Treviño a reconocer públicamente el resultado de la votación, es una falta de respeto a los ciudadanos y a la democracia, además de provocar mayor exacerbación entre la mayoría de votantes que en las urnas dijeron no a su pretendida reelección.
Como si intentar forzar a la ciudadanía a usar una pulsera el día domingo para comprar votos en 500 pesos y aún así perder no hubiera sido suficientemente humillante, Norma Treviño está cerrando una administración empantanada en la corrupción y nepotismo con una orden extra de antidemocracia, perjudicando a su propia gobernabilidad en la recta final y de paso a lo que resta de su partido, el PRI.
En el sentido positivo la derrota de la alcaldesa priísta debería dar espacio a una autocrítica que ayude comprender que las ciudadanas y ciudadanos que votaron el domingo han adquirido un elevado nivel de conciencia política, ejerciendo en sus propias manos el principio elemental de la soberanía: “el pueblo pone y el pueblo quita”.
Por ende, en una población altamente concientizada y politizada resulta más viable ganar electores arreglando el sistema de drenaje y de agua, en lugar de deleznables maniobras como esperar al día de la elección para buscar a escondidas ciudadanos que quieran usar una pulsera por 500 pesos. Eso ya caducó y es una de las mejores lecciones que dejó esta elección.
A esta nueva sociedad de Piedras Negras ya no se le puede engañar, ni mucho menos negar el resultado tajante que ha manifestado una elección.
No reconocer los resultados de la elección es un radicalismo extremo que solo puede explicarse como un enorme temor de tener que entregar una administración en la que todo indica faltan muchas más irregularidades por salir a la luz.
Inevitablemente Jacobo Rodríguez, asumirá el cargo de alcalde que esta población le ha conferido tajantemente en las urnas.
Será ya muy tarde cuando Norma Treviño quede orillada a reconocer la decisión de los ciudadanos, para quitar la mancha en la investidura de la Presidencia Municipal que en camino a su retirada causó este desplante antidemocrático que no merecen los nigropetenses.
