Este miércoles se cumplió un mes del último cierre del puente Internacional Uno entre Eagle Pass, Texas y Piedras Negras, Coahuila, a causa de la crisis migratoria que ha causando un congestionamiento en las comunicaciones de esta frontera con tiempos de cruce de decenas de horas implicando cuantiosas pérdidas económicas aún no especificadas.
Fue el pasado 27 de noviembre cuando el Departamento de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) comunicó el cierre del paso vehicular a Estados Unidos por dicho acceso, debido a que el personal de inspección fue enviado al centro de procesamiento de migrantes, ante los cruces masivos de miles de hombres, mujeres y niños por el Río Bravo.
Mientras el Mayor de Eagle Pass, Rolando Salinas, se mantuvo advirtiendo durante todo el año sobre la falta de atención del Gobierno de Joe Biden a esta contingencia, el encargado de economía municipal, Rene Ramírez, había declarado apenas en noviembre ante medios locales que no había riesgo de que se cerrara el puente internacional como había pasado en septiembre de este mismo año a consecuencia de los cruces masivos que específicamente se realizan por Piedras Negras.
Posteriormente durante las primeras semanas de Diciembre, la alcaldesa nigropetense, Norma Treviño, declaró a la prensa local que los números de migración estaban reduciendo.
No obstante la crisis humanitaria siguió su frenético asenso teniendo que detener incluso el cruce de trenes durante la semana anterior generando un impacto económico millonario en pérdidas para la industria mientras la población sigue resintiendo el impedimento de realizar los cruces normales por los puentes.
Y es que los tiempos para pasar a Eagle Pass legalmente han llegado hasta siete horas en promedio durante todo diciembre por lo que algunos ciudadanos han empezado a cruzar por Colombia, Nuevo León.